Historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Chile

Autores: Rubén Salamanca Muñoz, Sergio Olivares Peña (artículo editado y actualizado)

Chile es un país situado en el margen suroccidental del continente sudamericano. Limita con Perú por el norte, con Argentina y Bolivia por el este, con el Océano Pacífico al oeste y al sur con el Polo Sur. Territorialmente se distingue: Chile Continental, que se extiende entre los paralelos 17° 30’ S y 56° 32’ S, con una superficie de 755.776 km2 [1], Chile Insular, que comprende un conjunto de islas en el Pacífico Sur alejadas de la costa continental (Isla de Pascua e islas del archipiélago Juan Fernández, entre otras) y el Territorio Antártico Chileno, cuya reclamación de soberanía está actualmente suspendida por efecto del Tratado Antártico.

La población estimada (2016) es de 18.191.884 habitantes[2]. Desde el punto de vista etnográfico, la población es en su mayor parte resultado del mestizaje de población de ascendencia europea (particularmente española) con población americana durante el período colonial. De acuerdo al último censo oficial (2002), solo un 4,58% de la población es descendiente de pueblos originarios y en su mayoría de la etnia Mapuche[3]. Respecto de la religión o credo que profesa, la población nacional se distribuye así: 70% Católica, 15,1% Evangélica (Protestante), 1,1% Testigo de Jehová, 0,9% Mormón, 4,4% otra religión o credo, 8,3% ninguna religión, ateo o agnóstico. El resto pertenece a religiones minoritarias como Judaica, Musulmán y Ortodoxa[4].

Chile posee una diversidad orográfica y climática extraordinaria. A lo largo del territorio se desarrollan cuatro entidades geomorfológicas claramente distinguibles: la Cordillera de los Andes (al este), que alcanza sus alturas máximas en la zona norte-central del país, la Cordillera de la Costa (al oeste), la Depresión Intermedia, ocasionalmente cortada por cordones montañosos y valles transversales (al centro), y las planicies costeras, con un desarrollo discontinuo y variable en cuanto a su extensión. La gran variedad climática de Chile, que pasa por la aridez extrema del desierto de Atacama en el norte del país (el más árido del planeta), los climas mediterráneos y templados de Chile Central, y los climas lluviosos y fríos del extremo sur, se explica principalmente por el extenso desarrollo latitudinal del territorio, su situación respecto del Anticiclón del Pacifico, la presencia dominante de la orografía andina y la cercanía al Océano Pacífico. Geológicamente Chile es un país proclive a los sismos de gran magnitud y a un volcanismo intensivo. El sismo de mayor magnitud en los tiempos modernos es el terremoto y tsunami de Valdivia (9,5 escala Richter), ocurrido el 22 de mayo de 1960.

El Estado de Chile es unitario y su gobierno es una República Democrática. El territorio se divide en 16 regiones, incluida la Región Metropolitana, en donde se encuentra la ciudad de Santiago, capital política del país. Un 87,4% de la población nacional es urbana[5] y se concentra en las regiones del centro del país. La economía del país se sustenta principalmente en el sector de servicios y en la industria extractiva (minería, pesca, explotación agroforestal). Chile es el primer productor y exportador de cobre y litio del mundo, lo que junto a la producción y exportación de frutas y commodities del sector forestal, constituyen la base de su economía. Desde el año 2010 Chile es miembro de la OCDE y su PIB per cápita de US$23.949 (2015), es el más alto de Latinoamérica.

Breve relación histórica del país

Una diversidad de pueblos americanos habitaba el territorio a la llegada de los españoles. En el norte destacan los Aymaras, Atacameños, Changos, Diaguitas; en la zona centro-sur habitaban los Mapuches; y en el extremo sur, los Chonos, Alacalufes, Yaganes, Onas y Tehuelches. En la primera mitad del siglo XVI el imperio Inca extendía su dominio desde el extremo norte del territorio hasta el valle del Maule. Al sur del Maule, los Araucanos, el más destacado de los pueblos Mapuches resistió el avance Inca y luego el de los conquistadores españoles, estableciéndose durante el período de dominación española, una frontera entre ambos pueblos al sur del río Bío Bío.

El primer europeo que tomó contacto con el territorio chileno, fue Hernando de Magallanes, cuando en ocasión de su célebre viaje en torno al mundo, atravesó el estrecho que lleva su nombre el año 1520. El año 1535, el español Diego de Almagro inicia la conquista del país, empresa que es continuada por Pedro de Valdivia. Los conquistadores españoles introducen el catolicismo, la religión oficial del Imperio Español, y mediante misiones y escuelas, imponen unilateralmente la religión de modo que, al término del período colonial, Chile era un país absolutamente católico. Luego de casi tres siglos de hegemonía colonial española, el 18 de septiembre de 1810, se instala el primer gobierno nacional. A partir de entonces se inicia un proceso de emancipación que incluye una guerra de independencia, en la que destacarán patriotas como José Miguel Carrera, Juan Martínez de Rozas y Bernardo O’Higgins, entre otros. En 1818 culmina el proceso emancipador, y Chile se declara nación independiente bajo un modelo de gobierno republicano.

En 1823, Chile es el primer país sudamericano en abolir la esclavitud. Luego del gobierno de O’Higgins (1818-1823), el país entra en un proceso de ordenamiento político, jurisdiccional y administrativo, denominado período de organización nacional[6] que se extenderá entre los años 1823 y 1861. La Constitución de 1833, creada en el gobierno de Prieto, establece un régimen presidencialista y un marco institucional estable bajo el cual el país experimentará los primeros pulsos de expansión y desarrollo económico. El aumento de las exportaciones agrícolas y mineras permitió echar las bases para el futuro crecimiento; asimismo el asentamiento de los valores culturales europeos y las primeras políticas en educación pública y sentaron el fundamento del futuro desenvolvimiento cultural. Por otro lado, la victoria lograda en la guerra contra la confederación Perú-Boliviana (1836-1839), contribuyó a reafirmar el sentimiento de comunidad nacional.

En las décadas siguientes (1861-1891), Chile experimenta una etapa de gran expansión; es decir, un desarrollo extraordinario en todos los ámbitos de la vida nacional: en la industria minera, en la infraestructura pública, en la composición social, en los cambios políticos y en la cultura. La colonización de tipo agrícola estimulada por el Estado en las regiones del sur de Chile, trajo al territorio migrantes europeos, principalmente alemanes, franceses, suizos, italianos y vascos, y la pacificación de la Araucanía supuso la expansión de las fronteras internas. El año 1879 el conflicto internacional motivado por el control comercial de la industria del salitre, puso nuevamente a Chile en guerra contra Perú y Bolivia.  La Guerra del Pacífico, concluyó con un saldo territorial favorable a Chile, que anexa para sí, las provincias de Antofagasta y Tarapacá, pródigas en riquezas minerales. El pensamiento liberal tiene un influjo dominante en la vida política durante el período, lo que se expresa particularmente en la pugna de poder entre el Congreso Nacional (Parlamento) y el presidente; y en el conflicto entre la iglesia católica y el Estado laico propiciado por los liberales. De lo anterior, resultarán reformas que permitieron, con ciertas restricciones, la libertad de culto (1865) y nuevos espacios de tolerancia para los cristianos protestantes en Chile. Las tensiones político-ideológicas llevan a una crisis que termina en una guerra civil (1891), y es seguida por la imposición forzada de un régimen parlamentario. La crisis se resuelve finalmente mediante un ordenamiento constitucional que robustecerá la independencia del poder ejecutivo del legislativo y consagrará explícitamente la separación de la iglesia y el Estado (Constitución de 1925).

Durante la primera mitad del siglo XX, Chile dará un salto cuantitativo en cuanto a industrialización y obras civiles, impulsado por una política de Estado. El desarrollo económico-social y el comportamiento democrático de las instituciones políticas y de la sociedad civil siguen un camino de progreso continuo hasta la crisis de gobernabilidad provocada por la polarización ideológica-social desatada por el socialismo radical de Salvador Allende. La democracia se interrumpe abruptamente el año 1973, por un golpe militar al que sigue un régimen de facto. Un referendo popular el año 1989, se pronuncia en favor de elecciones democráticas y el año 1990, la coalición democrática ganadora, liderada por el Presidente Patricio Aylwin restablece la institucionalidad republicana democrática.

En los años que siguen, hasta el año 2010, se sucederán gobiernos de la coalición Concertación de Partidos por la Democracia, de tendencia socialista moderada por un modelo social de mercado, que enfatiza la conexión con los mercados globales y la apertura de la economía chilena al mundo. A partir del año 2010 se alternarán gobiernos de la derecha política con la antigua concertación. Chile a la fecha logra cifras macroeconómicas que le permiten estar dentro de los países de la OCDE, sin embargo con índices de inequidad socioeconómica importantes en su población.   

Una cualidad singular de la memoria chilena es la huella material y sociocultural que dejan las catástrofes telúricas, en la gente, el territorio y sus instituciones. Su geografía admite un desfile recurrente de grandes sismos, tsunamis y fenómenos volcánicos, algunos de ellos, de una magnitud tal que redibujan su geografía, como lo fue el terremoto y tsunami que afectó el sur de Chile el día 22 de mayo de 1960, de una magnitud 9.5 Richter, el de mayor magnitud en tiempos modernos. Otros grandes terremotos que han marcado su historia son: el de Chillán, el año 1939, el más mortífero ocurrido en Chile; el que afectó a Chile Central el año 1985; y el terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010, que afectó el centro sur de Chile, en particular las costas de Constitución y Dichato.

Estructura administrativa e instituciones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Chile

La Unión Chilena es la entidad administrativa superior de la iglesia adventista en Chile. En subordinación a ella se tienen los campos, que son unidades de administración eclesiástica regionales, y las instituciones, organismos encargados de desarrollar tareas en ámbitos complementarios reflejando la visión integral de la misión evangélica que sostiene la iglesia. Los campos de la Unión Chilena son: Misión norte de Chile, Misión Chilena del Pacífico, Asociación Metropolitana de Chile, Misión Sur Metropolitana de Chile, Misión Central de Chile, Asociación Centro Sur de Chile y Asociación Sur Austral de Chile. Las Instituciones de la Unión Chilena son: Universidad Adventista de Chile, Red Nuevo Tiempo Chile, Clínica Adventista de Los Ángeles y Agencia de Desarrollo y Recursos Asistenciales Chile (ADRA Chile).

Estadísticas relevantes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Chile

Los datos a continuación están actualizados al 31 de junio de 2016 y permiten dimensionar la magnitud y alcance de la obra adventista en Chile.

CAMPOS DE LA UNIÓN CHILENA IGLESIAS N° MIEMBROS ESCUELAS Y COLEGIOS TOTAL DE ALUMNOS
MISIÓN NORTE DE CHILE 76 11.127 6 4.068
MISIÓN CHILENA  DEL PACÍFICO 93 12.450 6 2.185
ASOCIACIÓN METROPOLITANA DE CHILE 93 17.073 4 1.885
MISIÓN SUR METROPOLITANA DE CHILE 76 11.359 4 2.066
MISIÓN CENTRAL DE CHILE 62 7.003 3 1.532
ASOCIACIÓN CENTRO SUR DE CHILE 113 19.924 14 7.452
ASOCIACIÓN SUR AUSTRAL DE CHILE 149 21.891 10 4.813
TOTALES UNIÓN CHILENA 662 100.827 47 24.001

Fuente: Datos actualizados al 31 de junio de 2016 aportados por ACMS (Adventist Church Management System) y SEA Chile (Sistema Escolar Adventista de Chile).

La Iglesia Adventista del Séptimo Día en Chile

Los precursores

Un jesuita chileno, Manuel de Lacunza y Díaz (1731-1801), fue uno de los primeros en anunciar la segunda venida premilenial de Cristo en las Américas. Su libro, escrito en Italia, La Venida del Mesías en Gloria y Magestad (La venida del Mesías en Gloria y Majestad) fue impreso después de su muerte. Sin embargo, en España y Sudamérica circuló antes de su muerte en forma de manuscrito, y suscitó un interés generalizado entre católicos y protestantes de Europa y América. La interpretación profética de Lacunza fue futurista, una visión católica habitual, pero al exaltar la Biblia por encima de la tradición dogmática e identificar a la segunda bestia de Apocalipsis 13 como el futuro sacerdocio católico, minó la autoridad de la jerarquía romana y atrajo su ira. La obra fue colocada en el índice de libros prohibidos (1824), pero siguió circulando y siendo estudiada subrepticiamente a pesar de la oposición de la iglesia. Lacunza fue un precursor directo del futurismo protestante moderno, pero en un aspecto también fue el precursor del punto de vista adventista, ya que enseñó que no habría milenio antes de la segunda venida, la cual ocurriría en forma visible y simultáneamente con la resurrección de los justos y el arrebatamiento de los fieles vivientes. (ver Premilenialismo).

Los inicios (1885-1905)

De acuerdo a los registros existentes, los primeros Adventistas del Séptimo Día en Chile fueron Claude Dessignet y su esposa, quienes aceptaron el mensaje adventista de parte de D.T. Bourdeau en Francia, emigrando luego a Chile (1885) para establecerse cerca de Traiguén, provincia de Cautín. Los primeros observadores del sábado en Chile se mencionan en la revista The Home Missionary, que en su edición de julio de 1892 informa: “Hace algunos años, una copia de nuestro diario francés (Les Signes des Temps) cayó en manos de individuos en el norte de África ocasionando que un grupo de observadores del sábado se levantara en Argelia. De este grupo salieron varias familias que se han establecido [en Chile], donde podemos encontrarlas preparando el campo para la entrada de obreros”[7]. No se sabe si hay alguna conexión entre los Dessignet y estas personas, y respecto del rol que ellas jugaron en el establecimiento de la obra de la Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día (IASD) en Chile, no se tiene información.

El primer misionero de la IASD que trabajó en Chile fue Clair A. Nowlen, colportor, que vino de Argentina a Valparaíso, Chile, alrededor de octubre de 1894. Unos dos meses más tarde, el 10 de diciembre de 1894, se unió a Frederick W. Bishop y Thomas H. Davis, que vinieron de San Francisco, California. Poco después de la llegada de Davis y Bishop, Nowlen se dirige a la provincia de Magallanes en el extremo sur para colportar. Davis se dirige a Victoria, provincia de Malleco, y Bishop se queda en Valparaíso para supervisar el pedido de libros, mientras tanto, hace lo que puede para subsistir. Nowlen regresa pronto a la Argentina, pero Davis prospera en su trabajo y permanece en la región de Victoria por “casi seis meses”[8], después de lo cual regresa a Valparaíso. Bishop se traslada a Iquique, Tarapacá, en barco. En el camino se encuentra con un inglés que se interesa en el mensaje de la IASD y lo acepta antes de noviembre de 1895[9]. Aparentemente fue William Springer, quien se convierte en Adventista del Séptimo Día bajo los esfuerzos de Bishop en Iquique y fue probablemente la primera persona que acepta el mensaje de la IASD en Chile[10].

El 12 de octubre de 1895, mientras Bishop estaba en Iquique, G. H. Baber llega como superintendente de la nueva Misión de Chile. Poco tiempo después, comienza a realizar trabajos misioneros y sus esfuerzos son recompensados cuando una mujer alemana en Valparaíso “guardó su segundo sábado el 14 de marzo de 1896”. Poco tiempo antes, Bishop había vuelto de Iquique, donde ya había al menos ocho o nueve personas interesadas.

Mientras Bishop permanece en Valparaíso, Davis vuelve a Victoria. Durante este viaje vende algunos libros religiosos a Enrique Balada, un “colportor de las Sociedades Bíblicas”. Después de “casi seis meses” Davis regresa nuevamente a Valparaíso, probablemente entre mayo o junio de 1896, donde él y Bishop deciden quedarse en Santiago. Fue en este viaje que Balada y su esposa se convierten al adventismo[11]. Balada más tarde se convierte en un prominente ministro de la IASD en Chile.

Fue alrededor de julio del mismo año que dos jóvenes inmigrantes de Suiza, Edward W. y Víctor E. Thomann, providencialmente son guiados a convertirse en adventistas mediante un extraordinario sueño que tiene Víctor, en el que ve a Davis y Bishop en una de las calles de Santiago. Edward con el tiempo se convierte en editor de la Revista Adventista y Las Señales de los Tiempos, y Víctor se convirtió en un valioso colportor.

Poco tiempo antes de diciembre de 1896, Baber y Balada van a Iquique, donde siete personas son bautizadas junto a un ex predicador metodista, Julián Ocampo, quien es ordenado al ministerio de la IASD y llega a ser el primer ministro ordenado en Chile. Ese mismo día Baber organiza en Iquique la primera congregación adventista en el país y la deja a cargo de Ocampo, como pastor[12]. A su regreso, en el mes de diciembre, Baber bautiza a ocho personas en San Felipe y las organiza en una nueva congregación. También bautiza a 10 personas en Santiago y organiza la primera iglesia en la capital de Chile.

Hacia fines de 1896 hay unos 70 adventistas en Chile. En 1898 el campo misionero chileno incluía también el territorio de Bolivia, Perú y Ecuador. El año 1901 existen grupos e iglesias en Iquique, Huara, Pozo Almonte, Zapiga, Valparaíso, Santiago, Rancagua, Rengo, Salsipuedes, Chillán, Concepción, Los Ángeles, Victoria, Chanco, Púa, Perquenco, Nueva Imperial, Valdivia[13]. En todo caso, durante las tres primeras décadas de la iglesia adventista en Chile, fue frecuente la organización tanto como la desorganización de congregaciones, y el consiguiente nuevo establecimiento de la presencia adventista, puesto que se trataba generalmente de congregaciones pequeñas muy susceptibles a cambios drásticos ocasionados por el traslado de sus miembros a otras ciudades o situaciones de apostasía, propios de una etapa de afianzamiento.

Crecimiento: hitos relevantes

 Durante las primeros cinco décadas la iglesia adventista avanza y conquista nuevos territorios fundamentalmente ligada a las actividades de promoción, venta y difusión de literatura adventista. Las decisiones administrativas de la iglesia dan amplia cobertura a las estrategias de evangelismo basadas en la difusión de la literatura adventista (revistas, tratados, libros), por parte de los misioneros, colportores de carrera y miembros de iglesia en general. En las llamadas “Semanas Grandes” establecidas a partir de 1920[14], la iglesia entera era desafiada a vender literatura adventista y donar parte de lo recaudado durante esa semana a la iglesia; los pueblos y ciudades del extenso territorio chileno eran penetrados a través del ministerio de la literatura cristiana. Las revistas Señales de los Tiempos” primero y luego “El Atalaya” fueron algunas de las publicaciones más ampliamente difundidas por la iglesia. La Revista Adventista de marzo de 1910 informaba que Don Pedro Montt, el Presidente de la República había comprado de un colportor un ejemplar de la revista Señales de los Tiempos para conocer sus contenidos. Ese mismo año, la iglesia desplegaba a sus colportores a lo largo del territorio desde Osorno a Antofagasta[15]. La relevancia de este ministerio queda evidenciado en las estadísticas oficiales de la obra adventista: el año 1945, el número de obreros colportores alcanza a un máximo de 42, representando el 58% del total de obreros en el país[16]. En lo sucesivo, el Colportaje continuó siendo relevante para la iglesia, especialmente para los estudiantes del Colegio Adventista de Chile, que financiarán sus estudios superiores con becas derivadas de la actividad de Colportaje en campañas estacionales (verano-invierno). Un caso extraordinario al respecto, es el de cuatro estudiantes colportores, que durante la campaña de verano 1959-1960, en Chuquicamata (ciudad minera del norte de Chile), consiguen con las ventas realizadas financiar más de 70 becas anuales[17].

La llegada del mensaje adventista a los territorios insulares de Chile fue más tardía. En 1953 un colportor encuentra algunas personas interesadas en la isla de Chiloé y en 1958 Mariano Renedo dirige una corta serie de reuniones, organizando la primera escuela sabática en Ancud. En 1962 Andrés Gutiérrez es enviado a trabajar allí. Cerca de 30 personas son bautizadas y una propiedad fue comprada para establecer la iglesia en ese lugar. En 1971 se recibe una solicitud para establecer obra adventista en Isla de Pascua (Rapa Nui). Por razones geográficas y administrativas, la División Sudamericana decide que dependería directamente de la Unión Chilena. En 1973 Gastón Aguilera y el colportor Eliel Medina son enviados a la isla[18]. Cuando regresan en junio del mismo año, 11 personas ya habían sido bautizadas. El año 1974 comienza a difundirse por una radioemisora local el programa “La Voz de la Esperanza”. El año 2000, la Hna. Luz Palma se establece en la isla por cuatro meses, para dar estudios bíblicos en la isla a cerca de 50 personas, con el apoyo de un adventista de Rapa Nui y un odontólogo adventista y su esposa, que permanecieron un tiempo desarrollando un programa de servicio médico voluntario.  Producto de aquello, se bautizan 4 personas[19]. En mayo de 1915, estando el Pr. Ted Wilson de visita oficial en la isla, se bautizaron 4 nuevas personas, las que se agregan a la membresía de la iglesia adventista establecida en el lugar. En la misma oportunidad, la radio Nuevo Tiempo Chile realizó la primera transmisión en lengua Rapa Nui[20].

La atención de la iglesia chilena a los aspectos generacionales, en particular en cuanto a establecer una estrategia institucional para afirmar la fe y el compromiso misionero de la juventud, se manifestó tempranamente. En la Revista Adventista de noviembre de 1908 Casebeer informa que en el colegio de Púa se ha organizado una “Sociedad de Jóvenes”, con propósitos misioneros. Según Peverini, se trata de la primera Sociedad de Jóvenes Misioneros Voluntarios organizada en la Unión Asociación Sudamericana[21]. Más tarde, en Chillán, la obra misionera y evangelizadora desarrollada por los estudiantes de este colegio superior se organizó bajo el nombre de Sociedad de Estudiantes Misioneros[22]. En el ámbito de las actividades formativas, el primer campamento de jóvenes adventistas se realiza el año 1941 en el Colegio Adventista de Chile, junto al río Chillán con la participación de 18 jóvenes maestros primarios y secundarios de las escuelas adventistas del país. Allí, los jóvenes recibieron instrucción misionera por dos semanas[23]. En 1959 se organiza en Temuco, el primer Club de Conquistadores del país, el segundo en la División Sudamericana, y para el final de ese año ya hay siete en la Asociación Chilena. Al año siguiente, el programa “La voz de la juventud” fue realizada en seis iglesias del campo.

El año 1979, la Asociación Sur de Chile adquiere el primer terreno para campamentos y retiros espirituales de jóvenes en el país, en un lugar adyacente al lago Caburgua (Región de la Araucanía), y el año 1983 comienza a construirse y equiparse las instalaciones que servirán a ese propósito. En febrero del año 1988, se realiza el primer Camporee Nacional de Conquistadores. En ese entonces había 119 clubes con 2.575 miembros; 20 años más tarde, al cerrar el año 2007, se tienen 298 clubes y 11.400 miembros[24].

Junto con el progreso de la obra adventista ocurre una diversificación de los ministerios asociados al componente joven, por lo que la iglesia acompañó y estimuló el desarrollo de estos mediante encuentros y congresos. A continuación algunos hitos relevantes al respecto: Primer Congreso Nacional de Jóvenes Adventistas (Santiago, octubre del año 1981), Congreso Sudamericano de Jóvenes (Picarquín, 2002); Primer Encuentro de Jóvenes Universitarios Adventistas (Santiago, año 2004); Primer Camporee Nacional de Guías Mayores (Picarquín, 2004); Primer Encuentro Nacional de Músicos Cristianos (Universidad Adventista de Chile, 2007). Por otro lado, históricamente le ha correspondido al Ministerio Joven impulsar la agenda pro temperancia y de servicio altruista, en la forma de programas mediante los cuales se conecta la iglesia con la comunidad. Durante las últimas dos décadas del siglo XX se consolidan programas como el “Día sin beber alcohol”, el “Día sin fumar” (más tarde Día Mundial sin Tabaco), “Operación Bálsamo” (ministerio de consolación a personas que tienen deudos), “Día de la Madre” y proyectos de servicio comunitario. A partir del año 2000, aparecen nuevos programas, como el proyecto “Vida por vidas”, que trata acerca de la donación altruista de sangre, programa muy bien evaluado por las autoridades sanitarias del país; los proyectos “Caleb”, mediante el cual los jóvenes donan tiempo de sus vacaciones para involucrarse en programas de servicio social voluntario y testimonio; y “One Year in Mission” (OYIM), un programa que requiere del servicio voluntario de jóvenes por el plazo de un año, en lugares que la iglesia define, con el fin de desarrollar proyectos de evangelismo y servicio comunitario.

En cuanto a la tenencia de propiedades y desarrollo de la infraestructura necesaria para el cumplimiento de sus fines, la iglesia tuvo que crear entidades legales bajo cuyo amparo actuar para su sostenimiento jurídico. La Asociación Chilena fue el primer territorio de la Unión Austral en avanzar en este sentido, creando el año 1914 la Corporación Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día[25]. Durante las primeras décadas la iglesia chilena prescindió casi totalmente de terrenos y templos propios debiendo arrendar inmuebles para ello. El año 1910 se constituye un fondo para reunir recursos en orden a financiar la compra de un terreno y la construcción de un lugar de reuniones propio en Santiago. Recién este anhelo pudo materializarse el año 1920, cuando se anuncia la compra de un terreno en la calle Porvenir N° 54. La construcción fue dirigida por el Director del Colegio de Chillán, E. U. Ayars, quién contó con la ayuda de algunos estudiantes y el templo fue terminado el año 1923. Respecto de la iglesia de Santiago (Porvenir), Brown nota que en 1930 era la mayor iglesia adventista de habla hispana del mundo[26]. En los años y décadas siguientes, se adquieren propiedades en Temuco, Molina, Valparaíso, Recoleta (Iglesia de La Paz), Pitrufquén, Concepción, Curacautín, Angol, Coquimbo, Arica, Punta Arenas, Valdivia, etc. Hacia la década de los 70 la iglesia había adquirido propiedades y levantado templos en casi la totalidad de las ciudades importantes de Chile. En el período siguiente, en cuanto al desarrollo de la infraestructura institucional son relevantes las siguientes realizaciones: la renovación y expansión de la infraestructura escolar impulsada por la entrada en vigencia del régimen de jornada escolar completa (a partir del año 1998),  la construcción de cerca de 80 capillas y templos en asociación con la organización internacional Maranatha (período 2003-2007) y  la expansión patrimonial que representó la entrada en operaciones del fondo de grandes templos, que permitió iniciar un programa de remodelación y compra de nuevas propiedades para templos centrales de las ciudades principales, algunos de ellos, construcciones como la del Templo de Concepción, afectado por el terremoto de febrero de 2010. Complementariamente, el año 2012 se crea el fondo “Capillas de Esperanza”[27], para fomentar la renovación y construcción de nuevos templos, antes subvencionados como pequeñas capillas. El plan, que comprende parámetros de diseño y gestión estandarizados, ha permitido mejorar la infraestructura de 7 capillas, en promedio, por año a partir de entonces.

En lo que respecta a sedes administrativas de la iglesia y edificios institucionales, el año 2011[28] se toman importantes decisiones en cuanto a obras de renovación y construcción de inmuebles, estando la mayoría de ellos concluidos a junio de 2016, entre otros: remodelación del edificio administrativo de la Unión Chilena; construcción de sede administrativa de la Misión Sur Metropolitana de Chile (campo que inició funciones el año 2012); construcción de edificio de consultas médicas de la CLINALA y construcción de sede administrativa de la Asociación Sur Austral de Chile (ASACH).

La organización inicial

El año 1895, la Asociación General nombra a Baber para hacerse cargo de la obra en Chile como superintendente de campo, a este hecho se remonta la primera actuación administrativa de la Iglesia Adventista en el país. Más adelante, el año 1898 se denomina a este campo, “Campo de la Misión Chilena” asignándole un territorio que no solo comprendía Chile sino también las repúblicas vecinas de Bolivia, Perú y Ecuador[29]. Años más tarde, en 1902, este campo misionero pasó a llamarse Misión de la Costa Occidental; el que junto a la Asociación Rioplatense y la Asociación de Brasil conformará la recién organizada Unión-Misión Sudamericana. Por ese tiempo, siendo superintendente H. F. Ketring, la sede de la Misión de la Costa Occidental y la imprenta se trasladan a Iquique, con el propósito de ocupar un lugar más central en el territorio. Las oficinas de la Misión de la Costa Occidental permanecerán allí desde mediados de 1902 hasta el primer semestre de 1904, para regresar nuevamente a Valparaíso.

El 4 de noviembre de 1904, Frank H. Westphal llega a Chile para ser superintendente de la misión, cargo que ocupa hasta el año 1916. Para 1906 la misión tenía siete iglesias, 237 miembros, cuatro ministros ordenados, tres ministros con licencia, tres misioneros con licencia, y cuatro colportores. Sin embargo, durante 1906, la Misión de la Costa Occidental se dividió en tres partes: la Misión Chileno-Boliviana, la Misión Peruana y la Misión Ecuatoriana. Ese mismo año se abre la Escuela de Entrenamiento de Púa (ver Universidad Adventista de Chile), y la iglesia de Pitrufquén es organizada con un total de 20 miembros.

Reorganizaciones en el período 1907-1950

El 4 de abril de 1907, Bolivia es separada de la Misión Chilena-Boliviana, y Chile como país, es reorganizado como una Asociación, con sede en Valparaíso. Westphal continúa como presidente. Para esa fecha había nueve iglesias, 290 miembros, tres ministros ordenados, tres ministros con licencia, tres misioneros licenciados y siete colportores. A fines de ese año, la casa editora y sus administradores son trasladados a una propiedad recientemente comprada en Lo Espejo, un suburbio de Santiago. La primera Sociedad de Jóvenes de la Unión Sudamericana se organiza en la escuela de formación de Púa en 1908, para 1912 ya había tres sociedades organizadas en Chile. En 1914 el gobierno chileno reconoce oficialmente a la Corporación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y el mismo año se crea la Misión de Punta Arenas en la parte más meridional del continente, que más tarde es renombrada como la Misión de Magallanes. La Misión de Magallanes incluía el territorio chileno de Magallanes, la isla de Tierra del Fuego y los territorios argentinos de Santa Cruz, Chubut y las Islas Malvinas. El primer superintendente, A.G. Nelson, se establece en Punta Arenas, Chile, en 1914. El interés por esta ciudad había sido despertado por Nowlen, quien colportó allí entre 1893-1895, y por Bishop, que también colportó en Punta Arenas entre 1908-1909. En 1918 F. H. Westphal pasa cerca de cinco meses en Punta Arenas llevando a cabo una serie de reuniones evangelísticas. Como resultado, nueve personas son bautizadas y es organizada una iglesia. Para 1941 la misión, con sede en Punta Arenas, tenía dos iglesias, 36 miembros y un ministro ordenado. Cuando la misión fue reorganizada en 1942, la sección chilena de la Misión de Magallanes pasó a formar parte de la Asociación Chilena. En 1919, la Unión Austral crea una nueva misión llamada Misión Norte de Chile, con oficinas en Antofagasta, bajo la supervisión directa de la Unión. Se extiende desde Tacna en el norte hasta Caldera y Copiapó por el sur. Para 1923 se había organizado en Antofagasta una iglesia de 40 miembros. No obstante, en la práctica este nuevo campo no logró consolidarse administrativamente y en 1924 el territorio de la misión vuelve a ser parte integral de la Asociación Chilena. En 1930 la Asociación Chilena, con sede en Santiago, tenía 29 iglesias, 1.771 miembros, ocho escuelas de la iglesia, cuatro ministros ordenados, ocho ministros licenciados, 12 misioneros con licencia, 26 colportores, cinco templos construidos, 12 maestros y 344 estudiantes.

El año 1950, la Unión Austral divide el territorio de la Asociación Chilena en dos campos: la Asociación Centro Norte de Chile, que comprende territorialmente desde la provincia de Arica, por el norte, hasta las provincias de Linares y Maule por el sur, con oficinas en la ciudad de Santiago (la misma de la Asociación Chilena); y la Asociación Sur de Chile, que se extiende desde la provincia de Ñuble hasta la de Magallanes, en el extremo sur de Chile, con oficinas en la ciudad de Temuco. Los primeros presidentes fueron, Eliel Almonte Vera, en la Asociación Centro Norte, y Benjamín Bustos Flores, en la Asociación Sur. La nueva reestructuración se daba en el contexto de un esfuerzo de la iglesia chilena por aumentar la feligresía en el territorio. Al principio el crecimiento no fue el esperado, sin embargo, a partir de los años 60 la membresía experimenta un desarrollo extraordinario, pasando de los casi 3.500 a más de 10.000 miembros en el período 1960-1965[30].

Cambios posteriores (1966-2016)

Al finalizar el año 1965, Chile tenía 66 iglesias, 10.584 miembros, 22 ministros ordenados, 22 misioneros con licencia, 46 templos construidos, 21 escuelas, 45 maestros y 2.685 estudiantes[31]. En junio de ese mismo año, la DSA recomienda a la Asociación General estudiar la posibilidad de organizar en Chile una unión misión, y estipula que su estructura considere al menos una asociación y dos misiones[32].En ese momento, Chile estaba conformado por dos asociaciones, la Asociación Centro Norte de Chile y la Asociación Sur de Chile, ambas dependientes de la Unión Austral.  La visión de conceder a Chile el estatus de unión, con el propósito de afirmar y expandir la obra en el territorio se concreta en octubre de 1965, cuando la DSA acuerda la creación de la Unión Chilena (unión misión), integrada por tres campos, a delimitar en el momento de su organización[33]. La Unión Chilena se organiza conforme a una estructura administrativa que comprende la Asociación Sur de Chile y dos nuevos campos a partir del fraccionamiento de la Asociación Centro Norte de Chile: la Misión Norte de Chile, que abarca las provincias de Atacama, Antofagasta y Tarapacá, con sede en la ciudad de Antofagasta, y la Asociación Central de Chile, que se extiende desde la provincia de Coquimbo hasta las provincia de Linares y Maule,  conservando como sede las oficinas de su antecesora, en Santiago. En diciembre de 1965 se nombran los administradores de la Unión Chilena: Karl Sullivan, Presidente, y Mario N. Soto, Tesorero-Secretario y Auditor. Días más tarde serían nombrados los primeros secretarios de departamentos y miembros de la Junta Directiva.

La estructura original de la Unión Chilena, constituida por los tres campos fundantes, fue alterada el año 1988, cuando se dividió la Asociación Central de Chile para formar una misión que comprendiese el área más septentrional del campo, las regiones de Coquimbo y Valparaíso. La nueva misión se denominó Misión Chilena del Pacífico y comenzó su funcionamiento el 1° de enero de 1989 con sede en la ciudad de Quilpué. La Asociación Central quedaba pues reducida a las regiones Metropolitana, de O’Higgins y del Maule. Diez años más tarde, el crecimiento de la iglesia en el centro y sur del país aconsejaban un cambio relevante en la organización administrativa de la Unión Chilena. En consecuencia, la Asociación Central de Chile vuelve a dividirse dando origen a dos nuevos campos: la Asociación Metropolitana de Chile con jurisdicción sobre la totalidad de la Región Metropolitana y sede en Santiago; y la Misión Central de Chile, con jurisdicción sobre las regiones de O’Higgins y del Maule, y sede en la ciudad de Talca, capital de esta última región[34]. La nueva misión se organizará en enero de 1998.

El año 2001 una reestructuración de la Asociación Sur de Chile autorizada por la comisión de la DSA encargada de su evaluación[35], establece la creación de la Misión Austral de Chile, con jurisdicción sobre las regiones más australes del país; a saber, la Región de los Lagos, la Región de Aysén y la Región de Magallanes. La Asociación Sur de Chile se redujo a los territorios de las regiones de La Araucanía y del Bío Bío, y mantiene la sede de Temuco.

Así pues, la Unión Chilena iniciaba el siglo XXI con una estructura que comprendía dos asociaciones y cuatro misiones, las que al cerrar el año 2001, comprendían un total de 490 iglesias organizadas, 215 grupos y 100.996 miembros[36].

La evidente asimetría en recursos humanos, materiales, financieros y de membresía que resultó de la última reestructuración de la Asociación Sur de Chile, llevó a que una década después, el año 2011, se dispusiera un nuevo ordenamiento en el territorio[37]. En este nuevo ordenamiento, la Asociación Sur de Chile redujo su ámbito de acción a la Región del Bio Bío y pasó a llamarse Asociación Centro Sur de Chile, trasladando su sede a la ciudad de Concepción. Por su parte, la Misión Austral de Chile amplió su territorio mediante la anexión de la Región de La Araucanía, y trasladó su sede desde Osorno a la ciudad de Temuco, pasándose a llamar Misión Sur Austral de Chile. Meses más tarde, la Misión Sur Austral adquirió el estatus de asociación y pasó a llamarse Asociación Sur Austral de Chile a partir del 1 de enero de 2012[38].

La última reestructuración ocurrida en la Unión Chilena corresponde a la subdivisión de la Asociación Metropolitana, para dar origen a la Misión Sur Metropolitana de Chile[39]. El nuevo campo inició su funcionamiento en pleno régimen el 1 de enero de 2012.

Así pues, desde enero de 2012, la administración de la iglesia en la Región Metropolitana es compartida por dos campos, la Asociación Metropolitana de Chile y la Misión Sur Metropolitana de Chile, de acuerdo a un trazado que divide geográficamente la región en una zona centro-norte y otra sur, en razón de una estrategia que busca potenciar homogéneamente el crecimiento de la iglesia en los territorios que concentran más del 40% de la población del país. Al mes de junio del año 2016, la Unión Chilena comprende administrativamente 7 campos (3 asociaciones y 4 misiones) y 4 instituciones (Universidad Adventista, Clínica Adventista de Los Ángeles, Centro Nuevo Tiempo Chile y ADRA Chile); tiene 662 iglesias organizadas, 358 grupos y 100.827 miembros. Cabe mencionar que la Misión Norte de Chile, cambiará de estatus a partir de enero de 2017, pasando a ser una Asociación[40].

La Casa Publicadora en Chile

Ya en mayo de 1898, Baber planeaba la publicación de una revista misionera[41]. En enero de 1900 se imprime el primer número de Las Señales de los Tiempos en la tienda de G. A. Rhode and Co., en Valparaíso. A mediados de ese año se compra una antigua máquina para impresión, y en septiembre se publica Las Señales de los Tiempos en la prensa El Pacífico (The Pacific Press). Edward Thomann es el editor, administrador, periodista y director de su circulación. Para 1902, 8,000 copias eran impresas cada mes. La Revista Adventista se inicia en enero de 1901, y también es publicada allí. Desde mediados de 1902 hasta mediados de 1904 ambos periódicos son publicados en Iquique. Luego la prensa vuelve a Valparaíso. El edificio que la albergaba se incendia el 10 de noviembre de 1905, pero la impresión de la revista se hace por otra firma comercial. En diciembre de 1906 se compra una prensa cilíndrica y otras máquinas más pequeñas. Entre 1904 y 1906, se publica allí las lecciones de la Escuela Sabática Trimestral. En 1904, La Revista Adventista se convierte en el órgano oficial de la Unión-Misión Sudamericana y en 1906 la Unión Asociación Sudamericana decide trasladar su publicación a Argentina. En 1907 la prensa y las oficinas de la Conferencia Chilena son trasladadas a Lo Espejo, un suburbio de Santiago. En 1910 la Casa Editora de Chile es absorbida por la Casa Editora de Buenos Aires y la prensa es trasladada a Florida, un suburbio de Buenos Aires, Argentina.

Acuerdos tomados a mediados de 1964 por la Casa Editora de Buenos Aires, la División Sudamericana, la Asociación de la Unión Austral y las Asociaciones de Chile, convienen en establecer una sucursal de la Casa Editora de Buenos Aires en Chile, para imprimir formularios, folletos, lecciones de la escuela Sabática y revistas, e importar y proveer suscripciones de los libros de la iglesia a los campos de Chile. Estas acciones son implementadas en septiembre de 1964, cuando Roberto Rojas y Aroldo Winkler viajan a Chile desde Buenos Aires para comenzar a trabajar en la sucursal de Chile. El primer libro importado por la sucursal ingresa al país en enero de 1965, y las primeras revistas impresas en Chile tienen por fecha enero de 1965. El año 1971 los talleres se trasladan a un nuevo local, adyacente al que ocupaban y la imprenta concentra su producción en la impresión de las revistas Vida Feliz, Juventud y Revista Adventista para el consumo nacional. Posteriormente se imprimen los folletos de Escuela Sabática y material en general de uso misionero. El año 1984 de imprimieron treinta mil ejemplares de “El Conflicto Cósmico”, en el marco del plan de los Mil días de Cosecha[42] y más recientemente, las publicaciones de revistas y libros misioneros ligados a las campañas de Impacto Esperanza.

Radio, televisión y comunicaciones

En 1943, el programa de radio La Voz de la Profecía se transmitió por primera vez en español en siete estaciones. Más tarde el nombre fue cambiado a La Voz de la Esperanza. Para 1948 la escuela radiopostal tenía 1.773 estudiantes en Chile. En 1954 se organiza la sucursal de Chile, con oficinas en Santiago. Durante 1973 el programa es transmitido por 35 estaciones de radio y para noviembre de 1974 hay 5.700 estudiantes activos. Hasta el año 1984, cuando comienza a funcionar una radioemisora experimental de tipo comunitario en la Escuela de Música del Centro Educativo Adventista de Chile (CEACH), en Chillán, el uso de la radiodifusión por parte de la iglesia, se limitaba a la transmisión del programa La Voz de la Esperanza en espacios arrendados a diversas radioemisoras comerciales a lo largo del país. La experiencia pionera del CEACH, con equipos, programación y producciones propias, con un fuerte protagonismo estudiantil,  fue la precursora de la Radio Universidad Adventista de Chile, primera emisora de la iglesia adventista en Chile, formalmente constituida, que inicia sus transmisiones el año 1992 con equipos de transmisión donados desde el extranjero. El año 1999 se realizan las primeras transmisiones de Radio Nuevo Tiempo Chile, desde la ciudad de Penco y el año 2002 se realizan las primeras producciones de televisión para la Red Nuevo Tiempo desde los estudios de Santiago. 

El año 2003, la Unión Chilena designó a Patricio Olivares como director de Radio y Televisión Adventista y le encarga establecer una red nacional. En cumplimiento de aquello, el año 2003 se establece en Santiago la radioemisora matriz de la red nacional de radioemisoras adventistas, y el año 2004 se inicia la transmisión de la señal televisiva de Nuevo Tiempo mediante una red de canales de televisión abierta en las ciudades de Antofagasta, Valparaíso-Viña del Mar, Concepción, Temuco y Santiago. A junio de 2016, CNT Chile cuenta con una red de cobertura nacional conformada por 33 radioemisoras y 7 canales de televisión abierta. Adicionalmente, el canal de televisión llega por cable a 39 localidades del país.

Salud

En 1931 Samuel Fayard, enfermero, abre en Santiago el Gabinete Fisioterápico, un lugar habilitado para realizar tratamientos de hidroterapia bajo la supervisión de un médico. El gabinete, funcionó de manera intermitente hasta que definitivamente se cerró, alrededor del año 1945. En 1958 el Instituto Médico Adventista (Clínica Adventista de Chile) se establece en Santiago bajo la dirección del Dr. Arnaldo Galano, quien también atendía a pacientes, junto a dos médicos y una enfermera. El año 1973, fueron atendidos 6,348 pacientes, por un equipo constituido por seis médicos, dos psicólogos, un kinesiólogo, un dentista, un auxiliar de enfermería y un secretario. Durante la década de los setenta, la Asociación Sur de Chile, junto con OFASA, estableció dos salas de tratamiento para pacientes tuberculosos bajo la dirección de voluntarios y supervisados por el Servicio Nacional de Salud. Uno de estos centros se ubicó en Temuco y el otro en Chillán. Se establecieron, además, un consultorio dental en Temuco, un consultorio médico-dental en el Colegio Adventista de Chile (1977), operado por un médico y un dentista, y un consultorio médico adventista, en la ciudad de Los Ángeles (1977), precursor de lo que llegaría a ser más tarde, la Clínica Adventista de Los Ángeles.

El adelanto más significativo en la obra medica adventista en Chile ocurrió en 1979 cuando se inauguró en la ciudad de Los Ángeles, el Sanatorio Adventista del Sur, conocido más tarde como Clínica Adventista de Los Ángeles (CLINALA), iniciativa nacida bajo la inspiración y el empuje mancomunado de dos líderes visionarios, el doctor Sergio Maldonado, su primer Director y el Pr. Augusto Bacigaluppi, Presidente de la Asociación Sur de Chile, en ese entonces.

El año 1987 se implementó la unidad de internación, comenzando a operar los servicios de hospitalización, cirugía y maternidad. Para el año 1995, operando ya en plena capacidad, la Clínica informa 18 médicos, 20.772 consultas, 922 paciente internados, 519 cirugías y 61 partos[43] Durante los primeros años del nuevo siglo, la Clínica amplió su superficie adquiriendo dos propiedades contiguas, con el propósito de expandir su infraestructura. Así pues, el año 2012 comienzan a ejecutarse las obras del nuevo edificio de consultas médicas ambulatorias, inaugurado en marzo de 2016.

Actualmente la CLINALA está catalogada y certificada ante el Ministerio de Salud de Chile como institución de mediana complejidad, posee 15 camas para hospitalización, pabellones de cirugía y hospitalización, atención odontológica, un consultorio de especialidades médicas (12) y servicios de laboratorio clínico, imagenología, endoscopía y kinesiología, entre otros.

Esta clínica es considerada hoy una de las más modernas y prestigiosas de la ciudad, y se ha ganado en su trayectoria el respeto de la comunidad.

Educación

La Iglesia Adventista de Chile tempranamente comprendió la relevancia de la educación en su crecimiento y desarrollo, abordando en toda su amplitud la riqueza del concepto “educación adventista” como medio y estrategia para el crecimiento de la iglesia y cumplimiento de su misión. Evidencia de ello es la inauguración el año 1902 de la primera escuela adventista en Chile, una escuela primaria asociada a la iglesia de Santiago, aunque de corta duración, establecida para servir a los propósitos de educar a los hijos de los nuevos creyentes en la perspectiva de la fe adventista. Seguidamente, Víctor Thomann funda el año 1905 la Escuela Filadelfia, en una reducción araucana del sur de Chile, cercana a Baja Imperial, con la finalidad de evangelizar al pueblo mapuche y, un año más tarde, en 1906, se crea en la localidad de Púa, cerca de Victoria, una escuela con el propósito y cometido de formar misioneros para la iglesia. La noción de la escuela como agente evangelizador, queda en evidencia tempranamente, en la década de los veinte, cuando la Junta Administrativa de la Asociación Chilena decide fijar blancos de ganancia de miembros en el área educacional[44]. El año 1937, aparte del Colegio de Púa, se tiene 13 escuelas a lo largo del territorio, desde Zapiga, por el norte, hasta Pitrufquén, por el sur. El reporte estadístico de la DSA para el año 1949 informa que Chile concentra el 64% de la matrícula de escuelas primarias de la Unión Austral, siendo el tercer sistema escolar con más alumnos de la DSA[45].

Luego de la corta experiencia de la Escuela Filadelfia, la iglesia chilena continuó insistiendo en su interés por alcanzar a los araucanos o mapuches y la principal estrategia para ello fue la de abrir y mantener escuelas en sus territorios. De hecho, en algún momento se defendió la existencia de la escuela en Púa por su cercanía geográfica a poblaciones araucanas. Era recurrente la solicitud de recursos y ofrendas especiales para abrir obra y establecer la iglesia entre los mapuches. El año 1933 del total de 10 escuelas de iglesia que sostiene Chile, 5 se encuentran ubicadas en la Araucanía[46]; el año 1931 se abre una escuela en Rucapangue, cerca de Nueva Imperial, con el misionero Pablo Mora como director y el año 1940 la iglesia comisiona al misionero y profesor Juan Lefimil para que trabaje entre los araucanos cerca de Galvarino. Un reporte del Presidente de la Asociación Sur de Chile del año 1955 reitera la preocupación por alcanzar al pueblo mapuche, al mismo tiempo que señala la disposición de estos, de construir escuelas en la medida que la Asociación Sur de Chile envíe maestros[47]. Tal vez la última escuela adventista instalada en una reducción mapuche y dedicada expresamente a educar a niños de esta etnia fue la escuela de Ailinco. Un artículo de Arnaldo Salamanca, profesor de esta escuela, publicado el año 1957 en la Revista Adventista, informa una matrícula de 46 estudiantes, 44 de ellos mapuches y 40 adventistas bautizados, que la convierte en la escuela con mayor proporción de alumnos adventistas en la Asociación Sur. Termina refiriendo que al sur del paralelo 38 viven aun 127.000 araucanos que siguen siendo un desafío para la evangelización adventista[48]. El año 1985 ya no había escuela en ese lugar, pero existían más de 4 congregaciones adventistas en la zona.

Por mucho tiempo, la Escuela de Púa, luego Colegio Chileno, fue la única institución educativa adventista que proveyó educación secundaria en el país. En 1944, la escuela de Santiago incorpora tres años de estudios secundarios, pero después de algún tiempo, debido a la falta de finanzas y personal, continua funcionando solamente como escuela primaria. En los años 1948 y 1949, lo mismo sucede con el Instituto Adventista de Pitrufquén, hoy Colegio Adventista de Pitrufquén, en el sur de Chile.  En 1963, siendo Director el profesor Sergio Olivares, se abre el Liceo Adventista de Santiago con tres años de enseñanza secundaria, 186 estudiantes y nueve maestros. Posteriormente la institución se trasladará al sector residencial de Las Condes, por lo que será conocido en adelante como Colegio Adventista de Las Condes. Hacia el año 1982 se tienen liceos o establecimientos con educación secundaria en Temuco (1971), Los Ángeles (1979), Concepción (1982) y Santiago-Sur (1982). El colegio inaugurado en Los Ángeles el año 1979, se denominó al principio Colegio Adventista del Sur y tiempo después, fue renombrado como Centro Educativo de Los Ángeles (CEALA). Esta institución, administrada por la Asociación Sur de Chile, con énfasis en la formación secundaria técnico-profesional, es la segunda institución con internado en el país. En las décadas siguientes, el sistema escolar adventista experimentará un gran crecimiento, que impactará especialmente en la educación secundaria. En la actualidad, la iglesia sostiene 28 establecimientos de enseñanza secundaria en el país.

El año 1966, en los inicios de la Unión Chilena, Chile tenía 20 escuelas primarias y 2 secundarias, con un total de 2.505 estudiantes; 14 años más tarde, en 1980 se tienen 28 escuelas primarias y 4 secundarias, con un total de 6.399 estudiantes[49]. A partir de esta última fecha, la matrícula y los establecimientos educativos adventistas, desde escuelas de párvulos hasta colegios secundarios, experimentan un crecimiento expansivo debido en gran medida a la decisión de la iglesia de adscribir el sistema escolar adventista al programa de voucher, o subvención estatal de la educación escolar, política implementada por el Estado de Chile a partir del año 1980[50]. Las estadísticas del Annual Statistical Report de la Asociación General de la Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día, informan que en la década 1980-1990, la matrícula tan solo en el nivel primario creció de 5.732 a 12.577 alumnos.

Por otro lado, a fines del año 1997, se promulgó en Chile la Ley que creaba el régimen de jornada escolar completa diurna, instancia que favoreció el que la mayor parte de los establecimientos escolares de la iglesia optaran por él. El plan de jornada escolar completa fue acompañado en su implementación de apoyos económicos del Estado para financiar la consecuente necesidad de expansión de la infraestructura de los colegios que ingresaran al sistema. En el mismo sentido, la estrategia de desarrollo del Departamento de Educación de la Unión Chilena, consideró incorporar el nivel secundario en 15 escuelas primarias, entre los años 2000 y 2015.  Ya sea con financiamiento propio o mixto (propio y ayuda estatal), los colegios adventistas renovaron y modernizaron ostensiblemente sus instalaciones y prácticamente duplicaron la superficie construida entre los años 2000 y 2016. Los últimos establecimientos educacionales renovados, los colegios de Antofagasta y Talcahuano (2015-2016), lo hacen siguiendo líneas arquitectónicas y estéticas semejante a la red de colegios adventistas del sureste brasileño. En el período que va desde el año 1980 en adelante se crearon 14 nuevos establecimientos educativos y 15 escuelas primarias expandieron su matrícula incorporando el nivel secundario.

Para cumplir con la exigencia de giro único establecidas por la Ley General de Educación, a fines del año 2014 se aprobó la creación de siete nuevas entidades jurídicas (Fundaciones), al amparo de la Fundación John Andrews, como fundación matriz, para operar como sostenedoras de los establecimientos educacionales de cada campo de la Unión Chilena[51]. El traspaso de los establecimientos educacionales, desde la Corporación Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día a las nuevas fundaciones se hará efectivo en los siguientes dos años. A junio de 2016, el sistema escolar adventista sostiene 48 establecimientos educativos, con una matrícula total de 24.001 estudiantes[52] y es el mayor sistema privado de educación administrado por una denominación cristiana protestante en Chile.

Educación Superior

La educación superior adventista se inicia en Chile con la creación del Colegio Adventista de Púa, destinado originalmente a la formación de misioneros y colportores. El año 1913 egresan los primeros graduados del curso Normal y con posterioridad, se sumarían a ellos graduados del curso Teológico y Comercial. El año 1922, la Institución se traslada al fundo Las Mariposas, a 12 kilómetros de la ciudad de Chillán, cambio que facilitó el acceso de estudiantes provenientes del centro y norte del país, y fue determinante en su desarrollo. A partir de entonces, se irá consolidando paulatinamente su perfil de institución de educación superior. Un importante avance en este sentido se da el año 1963, cuando con el objetivo de garantizar la excelencia académica del programa de profesorado, el entonces “Colegio Adventista de Chile” suscribe un convenio con la Universidad de Concepción, para que bajo su supervisión académica impartiera el programa de formación de profesores de Enseñanza Básica. En 1979 la ampliación de este convenio permitió a la Institución otorgar títulos en Educación Parvularia, Pedagogía en Música y Pedagogía en Historia y Geografía. El año 1980 el Estado chileno abre la puerta para la creación de Institutos Profesionales y nuevas universidades. Así pues, tras 20 años de experiencia en formación de docentes en convenio con la Universidad de Concepción, se crea el Instituto Profesional Adventista (IPA) con el propósito de impartir carreras profesionales en las áreas de educación y teología.

El Instituto Profesional Adventista (IPA) nace como parte del Centro Educacional Adventista (CEACH). De acuerdo a la legislación que rige a las nuevas instituciones de educación superior, las carreras del IPA son evaluadas por examinadores externos hasta que obtiene la Plena Autonomía por parte del Ministerio de Educación el año 1994.

Ocho años más tarde, se creará la Universidad Adventista de Chile (UnACh). La nueva institución iniciará sus actividades el año 1990 en el mismo campus, en coexistencia con el IPA. La creación de la UnACh está vinculada a las expectativas de formación universitaria adventista de los jóvenes de la comunidad adventista chilena y de la población del entorno local y provincial. La universidad adopta el modelo educativo adventista, abierto a estudiantes de distintos credos y culturas, con una misión de alcance mundial que se identifica con los valores educativos cristianos reflejados en su lema: “Propter Deum et Humanitatem” (“Al servicio de Dios y de la Humanidad”).

La UnACh recibe su Plena Autonomía el año 2002, y con ello la capacidad de abrir nuevas carreras en el pregrado y posgrado. La universidad fue acreditada por primera vez el año 2009 por un periodo de dos años, en las áreas de Gestión Institucional y Docencia de Pregrado.  El año 2011 se presentó a un nuevo proceso obteniendo 4 años de acreditación en las mismas áreas obligatorias. En el último proceso, iniciado el año 2015, se sumó el área de Vinculación con el Medio, obteniendo tres años de acreditación. Entre las fortalezas que los evaluadores externos han destacado, están las políticas institucionales de aseguramiento de la calidad, como el Sistema de Ciclos de Calidad y el apoyo sostenido de la Adventist Accrediting Associaciation. A junio de 2016, la universidad tiene un total de 1853 estudiantes en el pregrado; imparte 23 carreras de pregrado y tres de posgrado; tiene acreditados 12 programas de pregrado, entre ellos, el total de carreras de formación inicial docente y posee una planta académica de 201 docentes, 62% de ellos con posgrado[53]

Obra Filantrópica

En 1959 la Obra Filantrópica y Asistencia Social Adventista, abreviada con la sigla OFASA, bajo la dirección de O. R. Scully, es autorizada oficialmente por el gobierno para llevar a cabo trabajos de asistencia social. Las actividades de bienestar aumentan considerablemente como consecuencia del terremoto de 1960. Por causa del terremoto, se reciben camiones, edificios de Butler (edificios de tipo Quonset), alimentos, vitaminas, ropa, pinturas y carpas para una distribución más amplia. En julio de 1963 Adán Mayer es nombrado el primer administrador de OFASA para todo Chile, y se implementan programas de almuerzo escolar, distribución de alimentos y otras actividades de bienestar. Se mantienen acuerdos de asistencia con las siguientes instituciones: Consejo Nacional de Menores; Consejo de Defensa del Niño; Carabineros de Chile; Servicio Nacional de Salud. Estos acuerdos incluyen entrega de alimentos, ropa, medicamentos, equipos e instrumentos. También incorporan programas de temperancia contra el tabaco, las drogas y el alcohol, con equipo audiovisual adecuado; Programas de nutrición (cocina y nutrición); Instalación de plantas procesadoras de alimentos en algunos centros pertenecientes a las mencionadas instituciones. OFASA, el año 1989 se constituye jurídicamente como ADRA-Chile, para asumir en pleno su condición de agencia de desarrollo (Agencia de Desarrollo y Recursos Asistenciales Adventistas)[54].

Evangelismo de grupos especiales

Un hecho significativo en la evangelización lo constituye la obra entre los gitanos. Francisco Milanovic, miembro de una tribu gitana, se convierte al evangelio en 1978. A fines de 1982 se lleva a cabo una campaña evangelística entre los gitanos que viven en la ciudad de Santiago. A partir de esto nace en América del Sur la primera iglesia adventista gitana, con 40 miembros. La congregación al principio, se reunía cada sábado bajo una tienda y de este modo el evangelio llegó a ser conocido por buena parte del mundo gitano. Finalmente, luego de adquirir un terreno, la comunidad gitana adventista construyó su propio templo, inaugurado el año 1989[55]. En sus inicios, la iglesia comisionó al hno. Gilberto Sepúlveda para trabajar en medio de ellos. Luego, el pastor Antonio Tizavari, ejercería por varios años como el ministro encargado de afianzar la obra en medio de este peculiar pueblo. En junio de 1984, cuando el Pr. Neal Wilson, Presidente de la Asociación General visitó la iglesia gitana de La Cisterna, se reunían 35 miembros y 200 simpatizantes[56]. A fines de 1989 dos gitanas se bautizan en Iquique y posteriormente habrán bautismos y se asentarán núcleos de gitanos adventistas en Rancagua, Antofagasta y La Serena y otras ciudades. Ya consolidada la obra entre los gitanos, la iglesia nombra al misionero Juan Nicolich, uno de los primeros conversos del pueblo gitano, como encargado de la atención pastoral de este grupo étnico, a lo largo del país. Posteriormente, el año 2014, la iglesia establece una serie de consideraciones generales para estimular y ordenar las congregaciones gitanas, entre otras, que las iglesias o grupos gitanos constituidos como tales, estén bajo la responsabilidad y administración de los campos, distrito y pastor local, sin perjuicio de una atención pastoral especial a cargo del misionero gitano comisionado por la iglesia[57].

En diciembre de 1992 árabes y judíos cristianos se reunieron en Santiago, para celebrar un culto al mesías que vino y está por regresar, con la participación de los representantes de ambas colectividades adventistas, convocados por el mensaje impartido por el Pr. Isaac Poseck, ministro de ascendencia judía, comisionado por la iglesia para desarrollar una estrategia especial de evangelismo orientado a ambos grupos. El año 1997, Poseck es nombrado por la Asociación General, Director del Centro Mundial de la Fraternidad Judía. El Centro con sede en Santiago, Chile, fue concebido como una estrategia de Misión Global para alcanzar con el mensaje adventista al pueblo Judío. Por entonces, se reunían semanalmente 40 creyentes a adorar al Dios de Abraham y al Mesías con instrumentos litúrgicos propios de la sinagoga, en un contexto de culto cristiano[58]. El año 1999, el Centro organiza y convoca al 1° Seminario Mundial para líderes de Comunidades Judaico Adventistas, encuentro  que se realizó en San Pablo, Brasil, y al que asistieron 48 representantes de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Estados Unidos e Israel[59].


[1] IGM, Atlas Geográfico para la Educación, p. 80.

[2] INE, País y Regiones: actualización Población 2002-2012 y Proyecciones 2013-2020 (XLSX).

[3] INE, Censo 2002, Síntesis de Resultados, p. 23.

[4] INE, Censo 2002, Síntesis de Resultados, p. 25.

[5] INE, Compendio Estadístico 2015, p. 109.

[6] Villalobos Sergio, Chile y su Historia, p.193.

[7] Home Missionary Magazine, julio 1892, p. 152.

[8] Home Missionary Magazine, mayo 1900, p. 217.

[9] Home Missionary Magazine, noviembre 1895, p. 240.

[10] Review and Herald 73: 284, 5 de mayo de 1896

[11] Home Missionary Magazine, mayo de 1900, p. 218.

[12] Review and Herald. Vol. 74 N° 6, february 9, 1897, p 88.

[13] Revista Adventista. Año 1, N° 2, 10 de febrero de 1901, p. 4.

[14] Revista Adventista. Año 40, N° 21, 28 de octubre de 1940, p. 10.

[15] Revista Adventista. Año 10, N° 3, marzo de 1910, p.8-12.

[16] Annual Statistical Report 1945. General Conference of Seventh-day Adventists.

[17] Revista Adventista. Año 61, N° 2, febrero de 1961, P. 14.

[18] Revista Adventista. Año 73 N° 9, septiembre de 1973, p. 20.

[19] Revista Adventista. Mayo de 2000, p. 17.

[20] Revista Adventista. Junio de 2015, p. 19.

[21] PEVERINI, Héctor. En la Huellas de la Providencia. 1° Edición, Asociación Casa Editora Sudamericana, 1988 p. 268 ISBN 950-573-157-4.

[22] BROWN, Walton. Estudio Histórico de la Iglesia Adventista en Chile. Monografía A Historical Study of the Seventh Day Adventist Church in Austral South America, de Walton Brown. Traducción y edición en formato EPUB realizada por el Centro Histórico de la Universidad Adventista de Chile. Universidad Adventista de Chile, 2014. p. 115.

[23] Revista Adventista. Año 41 N° 6, 31 de marzo de 1941, p. 10.

[24] Unión Chilena. Informe IX Congreso (período 2003-2007): Unidos en Comunión y Misión, p. 77.

[25] BROWN, Walton. Estudio Histórico de la Iglesia Adventista en Chile. Monografía A Historical Study of the Seventh Day Adventist Church in Austral South America, de Walton Brown. Traducción y edición en formato EPUB realizada por el Centro Histórico de la Universidad Adventista de Chile. Universidad Adventista de Chile, 2014. p. 45.

[26] Ibíd. p. 148.

[27] Unión Chilena, Acta Junta Directiva del 11 y 12 de diciembre, acuerdo 2012-407.

[28] Unión Chilena, Acta Junta Directiva del 15 y 16 de junio de 2011, acuerdos 2011-170,  2011-171, 2011-173, 2011-178.

[29] BROWN, Walton. Estudio Histórico de la Iglesia Adventista en Chile. Monografía A Historical Study of the Seventh Day Adventist Church in Austral South America, de Walton Brown. Traducción y edición en formato EPUB realizada por el Centro Histórico de la Universidad Adventista de Chile. Universidad Adventista de Chile, 2014. p. 20.

[30] GREENLEAF, Floyd. Tierra de Esperanza: El crecimiento de la Iglesia Adventista en Sudamérica. 1a ed. Florida: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2011, p. 565. ISBN 978-987-567-7.

[31] Annual Statistical Report 1965. General Conference of Seventh-day Adventists.

[32] DSA, Acta Junta Directiva del 15 de junio de 1965, acuerdo 65-313.

[33] DSA, Acta Junta Directiva del 6 de octubre de 1965, acuerdo 65-532.

[34] Unión Chilena, Acta Junta Directiva del 1° de julio de 1997, acuerdo 97-110 que registra acuerdo 97-109 de la DSA.

[35] Unión Chilena, Acta Junta Directiva del 15 de noviembre de 2000, acuerdo 2000-195.

[36] Annual Statistical Report 2001. General Conference of Seventh-day Adventists.

[37] Unión Chilena, Acta Junta Directiva del 15 de abril de 2010, acuerdo 2010-67.

[38] Unión Chilena, Acta Junta Directiva del 11 de febrero de 2010, acuerdo 2010-377 que registra acuerdo 2010-55 al respecto.

[39] Unión Chilena, Acta Junta Directiva del 8 y 9 de diciembre, acuerdo 2010-376, que registra voto 2010-254 al respecto.

[40] Unión Chilena, Acta Junta Directiva del 14 de diciembre de 2016, acuerdo 2016-448.

[41] Missionary Magazine 10:184, mayo 1898.

[42] Revista Adventista. Año 85 N° 4, abril de 1985, p. 24.

[43] Revista Adventista. Año 96, N° 9, septiembre 1996, p. 29.

[44] Asociación Chilena, Minutas Junta Directiva del 21 de enero de 1926, acuerdo 1730.

[45] Annual Reprt of the South American Division for the year 1949. South American Bulletin. Vol XXV, Buenos Aires, August, 1950, p. 8.

[46] Asociación Chilena, Minutas Junta Directiva del 14 de febrero de 1933, acuerdo 2922.

[47] SCULLY, O. R. The Dying Race. South American Bulletin. Vol XXX, Buenos Aires, June, 1955, p. 3-4.

[48] Revista Adventista. Año 57, N° 6, junio de 1957, p. 18.

[49] General Conference Department of Education Statistics (Chile Union Mission), p. 1653.

[50] MOYANO, Víctor. Impacto del Programa de Voucher en el Sistema Educacional de la Iglesia Adventista en Chile: El Caso de la Educación Pre-escolar y Básica. Paper (requisito programa Magíster en Educación). Universidad Diego Portales, Chile, 2002, p. 12. Disponible en acervo Biblioteca Universidad Adventista de Chile.

[51] Unión Chilena, Junta Directiva 19 de diciembre de 2014, acuerdo 2014-485.

[52] Registros estadísticos del Departamento de Educación de la Unión Chilena.

[53] Universidad Adventista de Chile. Memoria Estadística 2016.  Editado por la Dirección de Planificación y Aseguramiento de la Calidad, 2017.

[54] Unión Chilena, Acta Junta Directiva del 15 de noviembre de 1989, acuerdo 89-363.

[55] PEREIRA TORRES, Juan. Los Gitanos Adventistas en Chile. Edición en Español. Imprenta Crisek, Santiago Chile, 2016, p. 29. ISBN 978-956-362-807-4. 

[56] Revista Adventista. Febrero de 1990, p. 16.

[57] Unión Chilena, Junta Directiva 13 de marzo de 2014, acuerdo 2014-022.

[58] Revista Adventista. Junio de 1998, p. 27.

[59] Revista Adventista. Septiembre de 199, p. 16.